MÁS TIPS SOBRE SEXO ORAL QUE NO TE PUEDES PERDER
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Suave o Brusco? : Si el hombre no conoce lo que prefiere su amante, lo mejor es preguntárselo. Pero si por pena, pudor u otra situación especial, no se atreve o no le parece conveniente, es preferible siempre hacerlo muy suave y esperar a que ella pida más fuerza, pues cualquier movimiento brusco provoca dolor y molestias y ambos provocan que la mujer pierda ardor y concentración. En todos los casos, girar la cabeza de lado a lado y de arriba abajo, recorriendo la vulva muy lentamente, le asegura a la mujer un placer insospechado.
Un dedo: A muchas mujeres les gusta disfrutar del juego manual durante el sexo oral. Unas se masturban ellas mismas, acariciándose el clítoris, mientras su pareja les lame la vulva. A otras les gusta que su compañero les meta uno o dos dedos en la vagina, cuando sienten que la lengua sobre su clítoris, está a punto de llevarlas al orgasmo. Si la penetración con el dedo no les place en ese momento, ellas se encargan de hacer un gesto para quitarlo y debes responder rápidamente a esa insinuación, para no interrumpir el clímax.
Sonidos: Hay ruidos asociados con la actividad sexual que actúan como motivadores y como excitante para la mujer. Emitir esos sonidos característicos de lamer o chupar, o incluso dejar escapar soplidos agitados o gemidos, ayuda a que la mujer comprenda que el hombre también está disfrutando del cunnilingus y la relaja para gozar de un sexo oral más prolongado.
Otras zonas erógenas: mientras crece el deseo, el cuerpo quiere más y la estimulación termina siendo múltiple. Mientras la lengua está ocupada con el clítoris y la vulva, otra mano masturba y una mano tuya o de ella, debe acercarse a otras zonas erógenas que estén a su alcance, según la postura que hayan adoptado. El ano, el perineo, las nalgas, los muslos y la ingle, llegando hasta los senos o los pezones.
Viene el orgasmo: El cuerpo tenso femenino comienza a anunciar lo próximo del orgasmo. En este momento es importante acelerar las lamidas, aumentar el ritmo de manera controlada, sin brusquedades. Es preciso concentrarse en el clítoris, con lamidas muy frecuentes, cuando ella estalla en el clímax. Al comenzar a relajarse, conviene bajar el ritmo y hacerlo muy suave, sin dejar de estimularlo, pues luego del orgasmo, el clítoris se pone hipersensible, en la mayoría de las mujeres.
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