¿QUIÉN SE HA LLEVADO MI CLÍTORIS?
¿QUIÉN SE HA LLEVADO MI CLÍTORIS?
La mayoría de nosotras desconocemos totalmente que hace muchos, muchos millones de años, las hembras primates, nuestras antecesoras, tenían el clítoris situado en el interior de su vagin
El clítoris se encontraba justo en el punto de máxima estimulación cuando el pene penetraba en la vagina, junto al hueso púbico. Al entrar en la vagina el pene presionaba el clítoris contra dicho hueso, al tiempo que lo estimulaba con el rozamiento al moverse. De esta forma el placer para la hembra era tan fuerte que le llevaba a desear, provocar, disfrutar y querer repetir la cópula. Como en el caso de ellos, vamos. ¡Qué maravilla! Menudos orgasmos simultáneos tan estupendos que debieron vivirse en aquéllos tiempos…
Sin embargo el bipedismo, el hecho de erguirnos y caminar sobre dos piernas, llegó para cambiar toda la historia…, y de paso complicarnos un poco las cosas.
La marcha bípeda supuso una reorganización total del esqueleto, y en lo que se refiere a nuestra estructura pelviana implicó el acortamiento de la pelvis, el estrechamiento del canal del parto, y el acortamiento y solidificación del pubis. Modificaciones que repercutieron en la anatomía genital femenina: el útero fortaleció su cuello (para evitar la pérdida del feto), la vagina modificó su grado de inclinación, y la uretra al igual que el clítoris se desplazaron fueran del canal vaginal. ¡Adiós querido clítoris! Se fue para no volver…
La penetración dejó de ser en este momento una técnica sexual altamente estimulante para nosotras, ya que no hay contacto ninguno entre el pene y el clítoris durante la misma, como sí lo había en su origen, y la estimulación del clítoris con la penetración pasó a ser muy indirecta. Sin embargo siguió siendo altamente estimulante para los machos, más si cabe, dado el estrechamiento del canal vaginal que aumenta la fricción sobre el pene. ¡Así que ellos tan contentos! ¿Qué el clítoris se fue? ¿Y a quién le importa? Yo a lo mío…
¿Significa esto que a los mujeres no nos gusta la penetración? ¡Por supuesto que no! Claro que nos gusta. Durante el coito nos sentimos muy cerca de nuestra pareja, y eso nos produce mucho placer. Otra cosa es que así consigamos llegar al orgasmo, o acercarnos a los picos de placer a los que ellos llegan. Eso ya es otra cuestión.
Así pues estamos ante una técnica sexual muy poco igualitaria. Máxima estimulación para él, mucho más pequeña e indirecta para ella. ¿Por qué sigue siendo entonces el coito el principio y fin de la mayoría de nuestras relaciones sexuales? Si es que a veces parece que si no hay penetración, hemos practicado un sexo de segunda…
Es obvio que esto no tiene mucho sentido. Han pasado millones de años desde que nuestra anatomía se modificó. Quizás haya llegado el momento de cambiar también nuestras costumbres y probar mil y una nuevas formas de darnos placer mutuamente.
Carolina Martín
Sexóloga y Terapeuta Sexual y de Pareja
Sexóloga y Terapeuta Sexual y de Pareja
Fuente femxy.com
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