5 libros malísimos que hay que leer
Estoy completamente en contra de ese argumento que dice que hay que leer puras cosas que enriquezcan el intelecto. Una vez escuché por ahí que «para saber cómo hacer las cosas, primero hay que saber cómo no hacerlas». Esta frasecilla me gustó un montón sobre todo porque la mayoría de nosotros, por lo regular, sabe cómo se deben hacer las cosas y aún así falla casi todo el tiempo. Los libros que enumero a continuación son muestras claras de cosas mal hechas que se han publicado y que han hecho ricas a muchas personas, a pesar de ir en contra de todas las reglas y dogmas de las altas esferas de la élite intelectual; sin embargo algo le aportan al mundo de la literatura, porque son como manuales involuntarios de qué no hay que hacer a la hora de escribir.
Tómenlo como un pequeño paliativo o como un rayito de esperanza de que igual y algún día les publican esos poemas horribles que escribieron cuando tenían 15 años.
¿Qué otros libros fatales creen ustedes que deberíamos leer? (No los vamos a juzgar, prometido).
Juventud en éxtasis, de Carlos Cuauhtémoc Sánchez
De toda la lista, éste es por mucho el más divertido. Con frases de una profundidad excepcional tales como «mientras más episodios carnales protagonices sin amor, más te endurecerás, y en el futuro te será imposible experimentar la belleza de una pasión», el maestro de la palabra y de la pluma Carlos Cuauhtémoc Sánchez les va a sacar unas cuantas carcajadas y quizá unas lágrimas, porque duele mucho pensar que publican a idiotas como a él y a nosotros, la juventud cultureta, ni nos hacen caso.
Crepúsculo, de Stephenie Meyer
Tengo que confesar que cuando empecé a leer este librazo me quedé muy picada. Luego leí los demás y vomité, pero no puedo negar que en un principio me atrapó. Creo que hace falta echarle un ojo porque es un ejemplo súper claro de cómo no debe ser un personaje (o a todo esto, una novela en general), y porque además, y aunque nos duela, significa mucho para una generación a la que igual no pertenecemos pero con la que convivimos todos los días.
Ok, no me maten. O mátenme pero espérense a que les exponga mis razones para leer a este idiota. Nunca en la vida he sido fanática de los libritos de superación personal, sean de quien sean, pero a este señor hay que leerlo porque ilustra perfectamente lo arrogante que puede llegar a ser un escritor a pesar de ser terriblemente malo. Y bueno, siempre que estés aburrido puedes poner sobre la mesa un libro de Paulo Coelho y seguramente surgirá un debate sobre por qué sí y por qué no que te va a quitar el aburrimiento enseguida.
Eat, pray, love, de Elizabeth Gilbert
Mujeres del mundo: todas sabemos que esto de comer para sanar tus heridas es lo más padre hasta el momento en el que no cabes en tus jeans preferidos y la herida se ensancha en vez de curarse. De todos modos siempre es bonito saber que hay una mujer en el mundo que puede hacer cualquier cantidad de trastadas como rentar una cabaña padrísima en Bali y comer pizza todos los días sin que esto implique kilos de más, y en el proceso encontrar el amor y la felicidad y todas esas cosas chidas. Además: Julia Roberts.
50 Shades of Grey, de E.L. James
El heteropatriarcado mutante (sic) reprueba terminantemente que las mujeres veamos pornografía. Esto es muy triste porque cuando quiero participar en conversaciones sobre si YouPorn es mejor que Beeg, o viceversa, me ven feo y después me avergüenzo de mí misma. La verdad que es una novela chafísima, pero las escenas de sexo son tan explícitas que se siente como estar viendo porno en tu iPhone a media clase escondiéndote tras de un libro. Así que pues gracias, E.L. James, por hacer de la pornografía cutre algo tan accesible para todas las señoras que otrora no sabían usar el internet.
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